Actos del presidente

Ernesto Pedrosa clausura el “I Congreso sobre debates electorales televisados y nuevas formas de comunicación política”

2019-10-03T12:27:05+00:002 de octubre de 2019|Actos del presidente, Colaboraciones y patrocinios|

Durante dos días, 15 conferencias y mesas de debate y 70 comunicaciones integraron el programa de un foro que reunió expertos y profesionales para poner en común sus reflexiones sobre el presente y el futuro de los debates. El objetivo fue a preparar “un manual sobre debates electorales en España que sirva de referencia para su organización a las televisiones, tanto públicas cómo privadas”, explicó el profesor Xosé Rúas, presidente del comité organizador y uno de los promotores de DEBATv. La iniciativa “Debates Electorales Televisados en España: modelos, proceso, diagnotico y propuesta” –DEBATv– , es un proyecto de I+D+I financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, por la Agencia Estatal de Investigación y por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional .

En la tarde del martes 1 de octubre se celebró el acto de clausura en el que participaron Ana Belén Fernández Souto, investigadora principal del Proyecto DEBATv, el propio Xosé Rúas, director del Departamento de Comunicación Audiovisual e Publicidade de la UVigo y y también investigador principal de DEBATv, Mónica Valderrama, Vicerreitora de Comunicación, y el presidente del Consello Social de la UVigo.

Ernesto Pedrosa incidió en su intervención en el papel social de las instituciones universitarias aseverando que  “La universidad no puede asistir impasible a las dificultades, ni ser insensible a las carencias éticas y sociales más elementales. La universidad está obligada, como mínimo, a no callar delante de las agresiones de cualquier tipo que amenacen la convivencia, la esperanza o el futuro; en cualquier lugar que se produzcan. Y entiendo que la comunicación resulta esencial en esta militancia”.


Reproducimos a seguir o discurso de clausura completo:

Quiero empezar por decirles que soy de los que confían en la universidad como fábrica de soluciones. No digo que ella sola nos salve del modelo social especulativo, de la propensión a la posverdad, o de un mundo en el que la mentira vence simplemente porque tiene más éxito, porque está diseñada para tenerlo. Decía, pues, que quizá la universidad no pueda ella sola salvarnos de ese mundo desconcertante en el que vivimos; pero estoy seguro que dispone de la capacidad suficiente para alumbrarnos y señalarnos las salidas.

Esta convicción en sus valores, me mueve a afirmar que la universidad no debe ser ajena a los grandes problemas que se ciernen sobre el mundo globalizado al que viajamos más deprisa de lo que nuestra capacidad de aportar soluciones aconseja. La universidad no debe desatender la formación educadora, investigadora y humanística, pero tampoco puede dar la espalda a los grandes riesgos que se nos presentan, ni a las enormes simas morales que se abren ante nosotros. La universidad no puede asistir impasible a las dificultades, ni ser insensible a las carencias éticas y sociales más elementales. La universidad está obligada, como mínimo, a no callar ante las agresiones de cualquier tipo que amenacen la convivencia, la esperanza o el futuro; en cualquier lugar que se produzcan. Y entiendo que la comunicación resulta esencial en esta militancia. 

Digo siempre, y me lo han oído ya en esta facultad, que la comunicación es un componente esencial para el desarrollo efectivo de nuestras competencias como Consello Social, un vehículo imprescindible para cumplir la misión que se nos ha encomendado y, acaso, donde reside la mayor potencialidad para hacer posible que la Sociedad y la Universidad fragüen un proyecto colectivo de futuro.

Esa es una de las muchas razones por las que me declaro especialmente orgulloso de poder estar hoy aquí, en este foro en el que las inquietudes sociales y las fórmulas universitarias se buscan y se benefician mutuamente.

En encuentros como este han de reconocerse los esfuerzos divulgativos de la Universidad para que su trabajo y su aportación al colectivo social sean comunicados, apreciados y –sobre todo- valorados.  Son actos sustentados en la indudable autoridad del mundo universitario a la hora de informar y formar, en los que se construye conocimiento nuevo y experiencias que no se pueden estudiar en las aulas. Y la sociedad debe saberlo. Porque son actos en los que todos somos alumnos que nos formamos a lo largo de toda la vida.

La universidad hace bien cuando interviene en los procesos educativos abiertos fuera de las aulas y de las edades estudiantiles. Y tiene una responsabilidad especial con su entorno, con nuevas metodologías docentes orientadas al aprendizaje durante toda la vida, con la actualización de conocimientos y con las competencias. En iniciativas como esta es posible debatir, descubrir, compartir, aplicar, comunicar, liderar saberes, reflexionar y forjar cultura. Y, por si fuera poco, fortalecen la cohesión social, la igualdad de oportunidades y la comprensión del mundo que habitamos.

Bien sé que en estos tiempos en que la verdad importa poco, incluso está devaluada, mientras la mentira gana en rango y se acomoda en el mismo plano de la realidad, 40 expertos no pueden solucionarnos este problema, serio problema, en casi 20 horas de que han tenido para analizar y proponer. Pero ustedes siembran certezas. Nos hacen entender y nos infunden esperanza. Porque con ustedes la universidad fortalece su identidad colectiva, crece en positivo y forja dinámicas sociales que asientan la confianza y la credibilidad en nuestro destino. Con ustedes maduramos como sociedad. Y crecemos como ciudadanos.

Me satisface por tanto que hayan desarrollado esta valiosa vía de colaboración con el Departamento de comunicación audiovisual y publicidad de esta Facultad. No veo otra institución tan capaz de abrir caminos para reducir las desigualdades, resolver problemas reales, crear espacios para la reflexión y cerrar simas morales. En esta época de planicies vitales, la universidad debe convertirse en un sentimiento vertical dentro de la sociedad, en una inyección de valores sanos para la convivencia, para el conocimiento ético, para la igualdad, la transparencia y para a cooperación solidaria. 

Gracias a quienes han hecho posible este congreso. Gracias a quienes lo han llenado de contenido. Y gracias a quienes seguirán trabajando en las conclusiones, para en un futuro, parafraseando a Alexander von Humboldt cuando llegó al valle de Anáhuac, en México, podamos exclamar ante quienes nos visiten: “Viajero, has llegado a la región más transparente del aire”.