Si el reconocimiento es un sentimiento para agradecer un bien recibido… Si la exaltación es un acto de alabanza hacia una persona o hecho de gran valor y honor… este es un acto de reconocimiento y exaltación al máximo nivel posible.
Y si la generosidad es lo que nos impulsa a dar sin recibir nada a cambio… entonces este no se puede definir como un acto generoso. Porque todos, absolutamente todos los aquí reunidos han aportado en algún momento a la causa que nos convoca… y si lo esplendido es lo que destaca por sus cualidades extraordinarias… y si la justicia es dar a cada uno lo que le corresponde… este sí es un acto espléndido y un acto profundamente justo… es la universidad en su más alta expresión… solidaria, sensible, lúcida… donde la generosidad la forjan y reside en quienes le entregan su tiempo y sus ideas a la universidad, movidos por ese material tan resistente como imperceptible que es el afecto.
Por eso mi intervención podría resumirse en un simple ¡GRACIAS! A todos y cada uno de los aquí reunidos.
El Consello Social, al que represento, encuentra hoy aquí un sentimiento vertical hacia sus objetivos y sus afanes. Una ocasión excepcional con la que se identifica como quizá nunca antes lo haya hecho, en sus ya más de tres décadas de existencia.
Hemos pasado muchos años cimentando y soñando este acto. Le hemos entregado un compromiso inequívoco, constante y hasta obstinado por momentos. El camino no lo hemos hecho solos, ha habido aportaciones imprescindibles, valiosas e impagables. En todos los niveles y en todas las intensidades. No puedo hoy citar a nadie en concreto, primero porque las grandes obras cuando toman forma son tareas colectivas; y segundo porque la relación de benefactores no se detiene. Crece día a día. Y mañana habrá más. Sería injusto hacer recuento solo hasta hoy.
No oculto que guardo nombres determinados en mi memoria, sin los que no habríamos empezado, sin los que no habríamos sido capaces, y sin los que no estaríamos hoy aquí. Pero el destino y el guión de este acto han querido que pueda citar justificadamente a uno, en el que podré simbolizar el homenaje y el reconocimiento a todos los demás:
¡¡José María Franco Garcia!! Con él empezó el CS esta labor de confluencia, un día de 2010. Y hoy, 13 de julio de 2022, la UVigo, su universidad, a la que José María tanto le ha dado, le nombra y le reconoce como Alumni honorífico. El primer Alumni honorífico de la historia.
Es esta una fecha que se mantendrá en la memoria de la universidad y estará entre sus hitos más señalados. Los egresados son el mejor camino para que la universidad crezca en aprecio, en confianza y en valoración social. En relaciones, influencias y afectos. Y entre ellos están también los mejores guías para que la universidad pueda adecuar sus planes y sus ritmos al pulso real de las necesidades y las oportunidades que existen fuera de las aulas.
La Comunidade Alumni es sobre todo una iniciativa fertilizadora, un extraordinario foco de visibilidad y un valiosísimo aval por el reflejo de fructíferas carreras, éxitos profesionales, brillantes curriculums y excelentes trayectorias. La Comunidade Alumni hace marca y crea reputación de la UVigo. Y constituye, en fin, el mayor y mejor cuerpo diplomático repartido por el mundo que pueda tener una universidad. A todos los hoy aquí presentes, también, gracias.
Por todo y por tanto, enhorabuena, José María. Aunque creo que la mejor felicitación que puedo transmitirte hoy sería refrendar que el reconocimiento que recibes –como decía al principio- es un espléndido ejemplo de que este es un acto justo. O mejor aún: un acto de justicia. Porque pocas veces un homenaje llega a ser tan merecido.
Muchas gracias. Enhorabuena a todos los premiados en este acto. Y larga vida a los Alumni.
13 de julio de 2022