Tengo la honra de acercar una pequeña reflexión a esta Memoria, un documento capital que sitúa los valores y la responsabilidad social de la Universidade de Vigo en cuotas máximas. La vida y el latido de la Universidade de Vigo está en sus páginas. La institución está haciendo un trabajo singular en esta dirección, respondiendo a lo que se espera de una universidad, y lo está haciendo con determinación, como guiada la conciencia por la reflexión que hace Vargas Llosa en La llamada de la tribu, donde afirma que «en el mundo de la educación es donde más injusto es el privilegio».
Son bienvenidos todos los esfuerzos que se hagan para que la sociedad conozca la utilización de los recursos públicos, y debemos esforzarnos también para que los entiendan. Debemos encender las luces, todas las posibles, para enseñar lo que hay y explicar lo que se ve. Nada hay tan poderoso como una idea a la que le llega su momento. Este es el caso de la responsabilidad social o rendición de cuentas, hondamente asociada a la calidad democrática.
Las Naciones Unidas, en su Informe sobre el desarrollo humano de 2011, asume el desarrollo humano como «la expansión de las capacidades de las personas para llevar el tipo de vida que valoran y tienen razón para valorar». La definición evoca un escenario individual y colectivo en que el saber, la ciencia y la tecnología resultan imprescindibles. Y ahí entra el papel de la educación superior y de las universidades, para el conocimiento, pero también para inyectar valores saludables para la convivencia, la igualdad, la solidaridad y la cooperación. Especialmente en estos tiempos, en los que brotó más que nunca porque la pandemia puso en primera línea a ciencia y la investigación.
En el reguero de restricciones que vivimos durante el año 2021, la capacidad de reacción de la Universidade de Vigo fue muy positiva. Garantizó el primer objetivo prioritario: la seguridad. Cumplió con su razón de existencia, apostando por que la enseñanza no se resintiera, sabiendo responder a todas las exigencias y demandas que los nuevos sistemas de aprendizaje permiten y requieren.
Mostró su potencia de respuesta y preparación ante todas las medidas que fueron necesarias y no dejó de mostrarse y abrir las ventanas, hasta situarse hoy en la vanguardia de la transparencia entre las universidades españolas.
Y este es el mejor camino para conseguir la confianza en las instituciones de relevancia pública como es la Universidade de Vigo, con acciones de transparencia e información. Porque la transparencia permite a toda la ciudadanía conocer y supervisar el uso de recursos públicos y estimular las administraciones a que funcionen de modo más eficiente.
La universidad tiene que rendir cuentas con la sociedad, tanto interna como externamente y la Memoria de Responsabilidade Social es un formato de rendición de cuentas generalmente admitido. La presente memoria sigue los estándares internacionales establecidos por el Global Reporting Initiative como se detalla en el apartado 3.1 de alcance y cobertura.
Siendo el Consello Social el órgano de participación de la sociedad en la universidad, la presente memoria es un elemento más para facilitar esta interrelación.
Gracias a las aportaciones de la Unidade de Análises e Programas, de la Dirección de Responsabilidade Social e Cooperación y del resto de unidades pudimos redactar la presente memoria que permite que el Consello Social pueda abrir las puertas de la universidad desde dentro hacia sociedad.
Ernesto Pedrosa Silva Presidente del Consello Social