El Boeiro I, el primer barco solar de la UVigo es un trimarán de seis metros de eslora y dos de manga en el que la mayor parte de la equipación procede de fabricación propia. Es producto de un proyecto nacido hace tres años de la mano de la asociación estudiantil CES UVigo, siglas de Clean Energy Ship, integrada por una veintena de estudiantes de las Escolas de Telecomunicación, de Industriais y de Minas e Enerxía. El nombre de la embarcación, Boeiro I, se escogió en honra al islote menor del archipiélago de las Cíes.
El miércoles 27 de septiembre se presentó públicamente la embarcación en la Escola de Enxeñaría de Telecomunicación, de la mano de Lorena Gil y Marcos Pardeiro, las principales cabezas visibles de este proyecto, arropados por quien les ayudó a hacer realidad esta iniciativa: la propia Universidade de Vigo, representada por la directora de la escuela, Rebeca Díaz, y el adjunto del rector para la Sostibilidade, Jacobo Portero; las empresas patrocinadoras, con Bruno Lema, de Marine Instruments, y Patricia Malaver, de Sicnova; el Consorcio Zona Franca de Vigo, de la mano de Ana Mejías, y la Xunta de Galicia, con la directora general de Xuventude, Cristina Pichel, como principal cabeza visible del apoyo del gobierno gallego a este proyecto. El Consello Social es otro de los patrocinadores de la iniciativa.
Buscando financiación para viajar a Mónaco
El objetivo de los promotores es participar en la Energy Boat Challenge de Mónaco. “La principal problemática de esta competición es conseguir la financiación necesaria para llegar allí”, apunta Pardeiro. Por una parte, el problema de trasladar el barco hasta el Club de Yates de Mónaco, “ya que la mayoría de transportistas no tienen Mónaco en su ruta” y, por la otra, a financiación del viaje de las personas del equipo. “Aunque con la inscripción en esta competición ya se paga el alojamiento de cinco personas, “es un tema que nos preocupa porque somos más de cinco, y Mónaco no es precisamente barato”.
Es decir, la participación en Mónaco depende de la financiación que pudiesen conseguir y, en función de esto, tomarán una decisión. Su ilusión es ir a Mónaco, pero si finalmente no fuera económicamente viable optarán por otras competiciones europeas que puedan quedar más en ruta para los transportistas y con posibilidades de alojamiento más económicas.