Discursos del presidente

Intervención del presidente en el Foro Empresa Pontevedra 2024

2024-07-08T11:41:23+00:008 de julio de 2024|Discursos del presidente|

Quiero comenzar felicitando a los organizadores de este encuentro por abordar un asunto de tanta transcendencia como el que nos reúne hoy aquí. Y quiero agradecer especialmente que se nos haya invitado al Consello Social que presido, porque este es el terreno natural en el que se sustancian gran parte de nuestras tareas y responsabilidades, como órgano de gobierno de la Universidad de Vigo.

Les doy la bienvenida a los compañeros de mesa, rector, Manuel Reigosa; presidente de la CEP, Jorge Cebreiros; presidente de la Cámara de Comercio, José García Costas; presidente de AEMPE, José María Corujo; presidente de APE Galicia, José Ramón Caldas; y presidenta de AJE Pontevedra, Valeria Giráldez. A todos les agradezco el tiempo que dedican a esta causa. Y a todos los presentes les reconozco, por el hecho de estar aquí, un alto sentido de la tarea colectiva y una privilegiada percepción de cuáles son los caminos hacia el futuro, con la universidad por delante.

Dice la LOSU que una función esencial de los CS es interrelacionar la universidad con las organizaciones sociales y el tejido productivo. Y nosotros abogamos por un entendimiento sin suspicacias, porque las políticas universitarias se orienten hacia los sectores económicos de sus áreas de influencia, y porque los sistemas productivos conozcan y confíen en su universidad.

Porque estamos convencidos de que son las universidades quienes deberán salvarnos en términos competitivos, y conducirnos por el camino del desarrollo. Porque sin el crecimiento de la productividad no hay economía que garantice la prosperidad a medio plazo; ahí es donde reside la clave de futuro y donde, precisamente han de encontrarse la universidad y la empresa.

Y hoy aquí, en esta jornada, seguimos edificando ese objetivo, abordando la idea básica de redefinir la forma en que los mundos de la ciencia, de la universidad y de la empresa pueden y deben relacionarse, y establecer vínculos más estrechos entre ellos, para llevar a la sociedad los avances de la investigación, para ayudar a la productividad y competitividad de las empresas y para permeabilizar la formación que se imparte en las universidades a las necesidades, demandas y objetivos del sector productivo.

Universidad y empresa son energías poderosas que multiplican su valor cuando trabajan mirándose. Juntas, son un motor de país, insustituible, poderoso y esperanzador.

Es difícil encontrar un argumento más elocuente en favor de la colaboración universidad-empresa-sociedad que la experiencia de la Covid-19, crisis en la que se ha comprobado que es posible descifrar el genoma de un virus desconocido en 3 semanas y encontrar varias vacunas eficaces en 300 días. Queda claro.

La reflexión debe ser de qué manera favorecer su cooperación, no para que tengan fines idénticos, sino para que sientan que contribuyan juntas al progreso de la sociedad. No se trata de poner la universidad al servicio de la empresa ni de convertir a la empresa en una máquina que produce conocimiento abstracto, sino de ser conscientes que vivimos en sociedades del conocimiento y que debemos cuidarlo como capital esencial.

La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, hablaba recientemente de transformar económica y socialmente nuestro país a través del conocimiento, la ciencia, la innovación y el talento. Y añadía que ahí las universidades son el principal motor productivo. Y poseen la capacidad de dar respuesta a los grandes desafíos a los que nos enfrentamos como sociedad: a la emergencia climática, a las revoluciones tecnológicas y científicas y sus impactos en todos los órdenes de la vida. De eso espero que podamos hablar ahora.

Y empresa y universidad no pueden seguir siendo como dos vías de tren. Inseparables pero incapaces de encontrarse. Creo yo que tienen que ser un binomio bidireccional, con un aprendizaje más experiencial, y una metodología en los estudios impulsada por tres ejes: el incremento de la cercanía con las empresas, el aprendizaje y experimentación digital, y la internacionalidad. Apostemos por crear y mantener una «alianza sólida» entre la empresa y el ámbito académico, entre lo público y lo privado, entre la investigación y la innovación. Un pensamiento consecuente con la afirmación que sitúa a la «innovación, la sostenibilidad y la excelencia» como «pilares del bienestar común». Abramos el futuro. El viaje es largo.

Hecha esta introducción, no les voy a cansar con estadísticas. Hay miles. Ni voy a echar la vista atrás. Las miradas al pasado aportan poco. Mejor hablar de futuro. De oportunidades. De retos inaplazables. De horizontes. De lo que tiene remedio. De intenciones. De posibilidades y de fortalezas a explorar. De lo que está en nuestras capacidades de actuar. En esta mesa encontraremos, seguro muchas respuestas.

Y, para empezar, como punto de partida, les hago una pregunta común a todos los invitados:

  • ¿Qué valoración general hacen ustedes de la relación que mantienen actualmente universidades y empresas, y cuáles son –a su juicio- las perspectivas, los puntos de encuentro y los ámbitos de mejora?