Excelentísimas autoridades y representaciones presentes, señoras y señores galardonados, queridas amigas y amigos, buenas tardes:
Forma parte del acervo personal de cada uno de nosotros la construcción de las relaciones que hemos mantenido durante nuestro período formativo en la universidad. En el transcurso de nuestra vida viviremos experiencias, gratificantes en unos casos, y en otros, no tanto que marcarán nuestra existencia creando, de este modo, nuestra manera de entendernos con nuestros semejantes.
Somos tan frágiles como humanos y, a la vez, tan potentes que necesitamos acudir a nuestros recuerdos, a nuestros primeros pasos para constatar que siempre hemos estado en buenas manos: la de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros amigos, de nuestra universidad. Ese es, al fin y al cabo, el origen de la creación de las asociaciones de alumni, de egresados, de antiguos alumnos, elijan la denominación que mejor consideren. Los alumni desean certificar al mundo que la pertenencia a su universidad les ha capacitado para formar parte de la sociedad en la que están inscritos y, que, por lo tanto, han aprendido sus valores, además de las suficientes capacidades formativas para desempeñarse con acierto en las actividades que se le encomiende en su vida profesional y, por ende, en su relación social.
A nadie se le escapa que, dentro de las funciones de los consejos sociales, están la supervisión de las actividades de carácter económico y rendimiento de sus servicios, promoviendo la colaboración de la sociedad en la financiación de la Universidad y las relaciones entre ésta y su entorno cultural, profesional, económico y social promoviendo la calidad de las actividades universitarias.
La constatación de este hecho es nuestra presencia en este acto. El Consello Social de la Universidade de Vigo está comprometido, desde su origen, en fomentar la participación de la comunidad universitaria, y me refiero, no a la que está en la actualidad en sus campus, sino, también, a la que ya ha salido de sus aulas hace años, para transmitir el mensaje, de manera clara y contundente, que los alumni, son piezas fundamentales en el desarrollo de nuestra institución y, no solo, por reforzar el sentido de pertenencia o como estrategia para el desarrollo y progresión social, sino porque están impregnados de los VALORES de la UVIGO, véase: compromiso, conciencia social, honorabilidad, honestidad, transparencia, igualdad en la diversidad, respecto al medio, transferencia de conocimiento e internacionalización.
Y estos son los valores, entre otros, los que han hecho merecedores de las distinciones que hoy realizamos entrega a los premiados en esta ceremonia, permítanme decirlo, para mí, emotiva, pues, con este acto se refuerza el compromiso de este Consello Social, iniciado tiempo atrás, para darle visibilidad a la comunidad de egresados, a veces poco tenida en cuenta en las universidades jóvenes; no así con las que cuentan ya con cierto acervo. Ha costado, pero, debemos darle la razón al sabio aragonés Baltasar Gracián, cuando escribe, “Es pasión de los necios, la prisa. Elegir la lentitud es tomar partido por la profundidad de los pensamientos y los sentires. Lo que se hace deprisa, deprisa se deshace, más lo que ha de durar una eternidad, ha de tardar en hacerse”. Y estos premios tienen vocación de durar. Lo mismo que esta Universidade.
Cada uno de ustedes ha sido merecedor de esta distinción y en el momento de aceptarla han sellado el compromiso de seguir unidos al lugar donde, seguramente, han vivido los mejores años de sus vidas. Es nuestro deseo que sigan compartiendo esa sensación y que encuentren donde se encuentren hagan sentir nuestros valores, ya mencionados, y al que se le debe sumar el de profundizar en el de la amistad porque tal como dice nuestro sabio ya anteriormente citado, “cultivarse sirve para que la vida sea milicia contra la malicia”.
Muchas gracias.