La misión biológica espacial BIXO, impulsada por la agrupación de estudiantes UVigo SpaceLab, y apoyada por el Consello Social, sigue dando pasos importantes al ser capaces de realizar el ensamblaje del modelo de vuelo de Totem en la estructura del satélite. Para el equipo, formado por alrededor de 40 estudiantes de diferentes titulaciones, este es un gran salto adelante ya que es el primer subsistema del cubesat que reciben para el proyecto, aportado, en este caso, por la spin-off de la UVigo, Alen Space.
También, el martes 19 de diciembre, en el marco de una visita institucional de la Axencia Galega de Innovación, su directora, Patricia Argerey, junto con el rector, pusieron la “primera piedra simbólica” de este proyecto, que tiene por objetivo analizar los efectos reales de la exposición prolongada de los microorganismos al medio espacial con el lanzamiento de un satélite tipo cubesat. El recorrido por las instalaciones de UVigo SpaceLab en la EE de Telecomunicación y en el centro de investigación CINBIO, incluyó la visita a la sala limpia, donde se realizó el ensamblaje del modelo de vuelo de Totem. Argerey felicitó el equipo de UVigo SpaceLab por su “talento” y por realizar un trabajo “tan impresionante” en un proyecto que requiere “colaborar con tantas organizaciones y empresas”, poniendo en valor la capacidad que tienen para explicar y transmitir lo que están haciendo.
El más pequeño satélite puesto en órbita con carga biológica
Manuel Diz y Guillermo Calvo, miembros del equipo de coordinación de UVigo SpaceLab, explicaron a las autoridades que la finalidad del proyecto es que “el satélite BIXO sea enviado al espacio con una carga biológica y estudiar cómo le afecta la microgravidad y la radiación a la exposición prolongada al ambiente espacial”. El equipo de estudiantes se encarga tanto de la parte biológica cómo de la tecnológica, desarrollando, como detalló Diz, desde “la estructura del satélite hasta lo ADCS (sistema de control de orientación y actitud del satélite), la cámara, el software y la antena de banda S y mostraron en la presentación varios prototipos y maquetas de la misión. Otra parte de los subsistemas son aportados por las empresas patrocinadoras y colaboradoras.
En la presentación, Diz recordó que BIXO es el satélite más pequeño que se quiere poner en órbita con este tipo de carga biológica, ya que hasta ahora la NASA y el resto de agencias que desarrollaron satélites de este tipo lo hicieron con un tamaño mayor, es decir, con un formato cubesat 3U (30X10X10 cm) y desde UVigo SpaceLab lo harán en 2U (20x10x10 cm), lo que supone un reto adicional por lo compacto que será todo el sistema. Además, Diz también anunció que, aunque el lanzamiento estaba previsto para el próximo 2024, finalmente se tomó la decisión de aplazarlo a 2025, con el objetivo de completar los trámites de operador de la Universidade de Vigo y asegurar las licencias de radiofrecuencia necesarias para una operación legal desde la futura estación terrena.
Después de la presentación del proyecto, la comitiva se trasladó a la sala limpia de la EE de Telecomunicación, donde se pudo ver una demostración realizada por el responsable del Departamento de Comunicacións de UVigo SpaceLab, Pablo Fernández, del funcionamiento del modelo de ingeniería de Totem, el módulo de comunicaciones proporcionado por la empresa Alen Space que llevará abordo BIXO y ambos realizaron el ensamblaje del modelo de vuelo de Totem en la estructura del satélite, comenzando así la colocación de la primera “piedra” de esta misión.
La directora de GAIN también visitó el CINBIO
En el CIMBIO Argerey fue recibida lo pones director, Miguel Correa, y por los responsables del grupo FunNanoBio, Isabel Pastoriza y Jorge Pérez Juste, y el investigador Gustavo Bodelón. En esta parte de la visita, Xavier de Rada, miembro del Departamento de Microfluídica de UVigo SpaceLab, realizó una electroporación en tiempo real, mientras explicaba los aspectos biológicos de la misión, como el tipo de bacteria que se enviará o el método de medición. Además, el CEO del equipo, Manuel Diz, también explicó el proceso de fabricación de los chips microfluídicos que llevarán a las bacterias a órbita para estudiar posteriormente su crecimiento en el espacio.