ASOCIACIÓN DE AMIGOS Y ANTIGUOS ALUMNOS DE LA UVIGO
Intervención Ernesto Pedrosa
Buenas tardes a todos….
Presidente de la Asociación de antiguos alumnos de la UVigo, Rector Magnífico, Alcalde de Vigo……..
Cualquier análisis que se haga sobre la UVigo, su origen, su evolución, su presente y sus horizontes, sería incompleto si no se acompaña de las personas, porque en sus nombres y en su conocimiento reside la mejor comprensión de lo que representa la institución universitaria.
Afortunadamente la Asociación de Amigos y Antiguos Alumnos anuda como nadie los lazos con la Universidad, porque cultiva la atención hacia ella y difunde sus beneficios, además de ayudar a tejer una red afectiva que, con el paso y el poso del tiempo se va convirtiendo en raíz fecunda y vigorosa para los espacios en los que la universidad y la sociedad pueden y deben encontrarse.
Y para extender esa siembra estamos hoy aquí, con ustedes, convocados por la organización que preside con gran ánimo José María Franco, para participar en este acto de justicia con Luis Espada Recarey, al que quiero decirle ya que el Consello Social custodia la memoria de su meritorio, valiosísimo y generoso esfuerzo en beneficio de la UVigo. Y así procede reconocerlo.
Hoy hace 26 años y 73 días que Luis Espada acunaba a nuestra universidad. Como primer Rector, asumió la responsabilidad de hacer que aquella débil criatura saliese adelante. Se ocupó de ella, literalmente, como de un recién nacido, o sea, dedicándole los días y las noches, hasta que cumplió los cinco años. Esto era en 1994. Desde entonces no ha abandonado su cuidado, nunca se ha desentendido de su suerte ni de sus enfermedades. La sigue sintiendo como algo propio e irrenunciable, en un virtuoso ejemplo de que todos somos necesarios, siempre, en esta causa. Y eso aunque aquella criatura ande ya hoy por los 26 años.
Muchos medios de comunicación siguen aún hoy calificando a Luis Espada Recarey como un espectador de excepción del nacimiento de la UVigo. Puede ser verdad, pero también es imposible. Del mismo modo que a la inversa puede ser imposible que un coruñés dedique su vida a Vigo, y sin embargo es verdad.
Y cualquiera que le conozca lo entiende. Porque la intensidad de su compromiso con las acciones que emprende no entiende de límites. Decía Victor Hugo que no hay nada tan poderoso como una idea a la que le ha llegado el momento. Eso le pasó a la UVigo. Pero creo que a la afirmación de Víctor Hugo habría que añadirle: dependiendo de quién esté allí en ese momento. Y allí, en 1988, estaba un hombre proverbial para la causa a la que le había llegado el momento, porque entendió desde el primer instante que la meta era partir, que lo importante no era pensar juntos sino empujar juntos, y que cuando no hay futuro lo que toca es inventarlo.
No fue fácil. Tampoco lo es hoy. Pero entonces todos los caminos eran inexplorados; las sombras que acechaban, muchas; y el tiempo dedicado al control de daños, acaso excesivo. Quizá también incomprensiones, cierto vértigo y resistencias que solo una firme y férrea personalidad y una determinación superior podían afrontar. Bueno, eso y seguramente también el recio apoyo de la doctora Mercedes Castro, que todo haría buena falta. E incluso resonarían, en esa brega por alcanzar el objetivo, a modo de autoestímulo para seguir trabajando en medio de tanta adversidad, las palabras de Elías Canetti: ¡vamos Luis!, que una historia que termina bien es una historia que aún no ha terminado. O dicho de otro modo: si esto no avanza es que hay que seguir trabajando. Irrefutable.
Ese legado heroico de Luis Espada lo recogemos, porque nos enseña que debemos seguir ayudando a la universidad en todo momento, que todos somos necesarios, que esta historia aún está abierta, que está muy lejos de acabar bien, que es una misión larga, exigente y obligada.
En este sentimiento vertical de apoyo encuentra abundantes espacios la misión de los Consellos Sociales porque conviene a la Universidad y a la sociedad encontrarse en todos los campos posibles, y a ese objetivo nos debemos aplicar. Convencidos de que desde la Educación debiera inculcarse el aprendizaje del respeto y la comprensión hacia lo común, y fortalecer el valor de lo compartido, la responsabilidad social o la igualdad canalizan también nuestras expectativas y son caminos que queremos recorrer, convencidos del potencial educador que se debe exigir a la Universidad. Compromiso, convicción y generosidad deben forjar su visión del mundo y constituir el germen del cambio en los comportamientos. Al salir de las aulas, los alumnos deberían ser devueltos a la sociedad con formación en contenidos educativos, pero también en sensibilidades éticas firmes. Enseñados y educados.
La universidad debe relacionarse más con la sociedad o corre el riesgo de volverse irrelevante. Está aceptado que el conocimiento es el más poderoso motor de producción, pero la educación superior debe conectar a los estudiantes con la realidad. No basta con hacer investigación sobre las personas y los problemas, se debe investigar con las personas y encontrar soluciones a los problemas. Algunas universidades están replanteándose ya sus métodos de enseñanza, reorientando la educación para tratar la sostenibilidad como una actividad académica comprometida a fondo con la sociedad. La Universidad debe poner a punto los conocimientos pertinentes para la comprensión de un mundo tan complejo e incierto.
La responsabilidad que en este momento nos concierne, realza –si cabe- este acto. Es un honor, un orgullo participar en este reconocimiento, del que todos somos partícipes porque la causa que nos convoca es compartida. Esta Medalla no podía tener mejor destinatario. Probablemente sea Luis Espada la imagen de marca más identificada con la universidad, y con la de Vigo especialmente. Él, como nadie, simboliza en esencia la universidad misma.
A la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos quiero decirle que son más certeros cada año que pasa. Hacen ustedes un magnífico trabajo al servicio de la sociedad que nos acoge. Porque hoy premian a un extraordinario académico; a un verdadero titán, en expresión mitológica. Pero premian también a un hombre moralmente aventajado, convencido –al igual que Cicerón- del valor supremo de la avenencia en cualquier caso de conflicto; pero la avenencia no entendida como negociación o transacción, sino como muestra de generosidad, como alianza, armonía, conciliación.
Y termino. Desde el Consello Social de la Universidad de Vigo proclamamos sin demora que nuestra confianza en la universidad y en sus retos; más aún, nuestra confianza en que sabrá asumir su compromiso y obligación de conducirnos por los caminos que llevan al desarrollo, a los resultados y a la mayor calidad de vida. Esa universidad de las personas para las personas.
Enhorabuena sincera a Luis Espada Recarey; y felicitaciones a la Asociación de Amigos y Antiguos Alumnos. MUCHAS GRACIAS.