Intervención de Ernesto Pedrosa en las XXXV Jornadas de Gerencia Universitaria
Dos cosas quiero decirles antes de empezar: es un placer para mí estar hoy aquí, y no me extenderé mucho.
Saludo a mis compañeros de mesa: Rector, conselleiro, gerente, Manuel… y a todos ustedes.
Debo anticiparles que mi primera atracción por los gerentes se produjo cuando, ante una reforma educativa, hace algunos años, oí a uno de ustedes afirmar entonces que «a las perdices no se les puede pedir que hagan la ley de caza».
No sé por qué, pero me sorprendió que la ingeniosa y atinada comparación saliese de filas donde no esperaba yo muchas licencias, seguro que por mi propio desconocimiento. Así que ahora no recuerdo quien dijo por primera vez que no hay nada tan poderoso como una idea a la que le llega su momento. Pero a la vista del fondo y la forma del programa de estas jornadas empiezo a creer que fue también un gerente quien lo hizo. O sea, que ya les otorgo capacidad para sorprenderme. Por lo que, ya puestos, debió ser un gerente asimismo quien afirmó que las universidades, «además de formar profesionales e investigadores, deben estar a la altura de los tiempos», lo que viniendo de un gerente es toda una garantía de que vamos bien. Y en eso parece que siguen.
Porque ustedes traen a Vigo un modelo de formulación de alternativas para una universidad tradicionalmente más acostumbrada a hacer diagnóstico de la situación. Ustedes vienen a Vigo a fraguar una contribución generosa y de extraordinario valor, porque se orienta a que las universidades puedan seguir siendo esa gran factoría de esperanzas y soluciones que moverán las fronteras mentales y del conocimiento. Por eso estás jornadas serán también beneficiosas para la sociedad en su conjunto. Porque además, conociéndoles, creo que ustedes, más que venir a pensar juntos, vienen a empujar juntos.
Vienen avalados por ser aliados avanzados en la modernización de las universidades, en la transparencia, en la evaluación, en las mejoras, en los procedimientos… realmente creo que nada les es ajeno, porque ustedes los gerentes son versátiles, decididos y globales; muy necesarios, por tanto, en una España en la que las universidades, como a tantas otras cosas, les ponemos a menudo demasiadas raíces y les concedemos escasos vientos. Lamentablemente.
Sé de los desvelos del gerente de la Universidade de Vigo, Manuel Fernández Jáuregui, y su equipo durante los tres últimos meses. Primero, para tenerles aquí; segundo, para que estén a gusto; tercero, para que se vayan contentos; y cuarto, para que perduren estas jornadas en sus memorias. Los dos primeros objetivos ya los ha cumplido; para conseguir los otros dos confío en que también ustedes contribuyan.
Bien, para no alargarme, les resumo:
- Ustedes han hecho ya méritos suficientes para seguir en los Consejos Sociales, e incluso para ser tratados con el mayor de los afectos y consideraciones.
- Les deseo, sinceramente, que sobrevivan a estas exigentes jornadas e incluso que las disfruten.
- Agradezco esta invitación hecha al Consello Social, pues soy consciente del honor de estar en esta mesa. Forman ustedes un auditorio que impone, y quiero decirles que lo que salga de aquí, las conclusiones de sus conocimientos, de sus experiencias y de sus reflexiones, entrará directamente en nuestras agendas y en nuestra más alta consideración.
Muchas gracias y bienvenidos.
Vigo, 20 de septiembre del 2017