Actos do presidente

Intervención de Ernesto Pedrosa no curso ‘Comunicación e Protocolo’

2020-02-21T13:08:12+00:0020 de Abril de 2017|Actos do presidente, Discursos do presidente|

Pontevedra, 19 de abril 2017

INTERVENCIÓN CURSO COMUNICACIÓN Y PROTOCOLO

Ernesto Pedrosa

Gracias, Rector

Debo decir que soy de los que confían en la universidad como fábrica de soluciones. No digo que ella sola nos salve del modelo social especulativo, de la propensión a la posverdad, o de un mundo en el que la mentira vence a la verdad simplemente porque tiene más éxito, porque está diseñada para tenerlo.  Decía que quizá la universidad no nos salve sola de ese mundo incomprensible en el que vivimos; pero estoy seguro que dispone de la capacidad suficiente para alumbrarnos y señalarnos las salidas.

Esta convicción en sus valores, me mueve a afirmar que la universidad no debe ser ajena a los grandes problemas que se ciernen sobre el mundo globalizado al que viajamos más deprisa de lo que nuestra capacidad de aportar soluciones aconseja. La universidad no debe desatender la formación educadora y humanística.  La universidad no puede dar la espalda a los grandes riesgos que se nos presentan, ni a las enormes simas morales que se abren ante nosotros. La universidad no puede asistir impasible a las dificultades, ni ser insensible a las carencias más elementales. La universidad está obligada, como mínimo, a no callar ante las agresiones de cualquier tipo que amenacen la convivencia, la esperanza o el futuro; en cualquier lugar que se produzcan. Y entiendo que la comunicación y el protocolo resultan esenciales en este discurso.

Decía ayer, en esta misma Facultad y durante la apertura del III Foro de Comunicación del Consello Social, que la comunicación es un componente esencial para el desarrollo efectivo de nuestras competencias como Consello Social, un vehículo imprescindible para cumplir la misión que se nos ha encomendado y, acaso, donde reside la mayor potencialidad para hacer posible que la Sociedad y la Universidad fragüen un proyecto colectivo de futuro. Esa es una de las muchas razones por las que me declaro especialmente orgulloso de poder estar hoy aquí y poder transmitir que hay argumentos para la esperanza.

Y esto es así, porque con los Consejos Sociales se hace realidad un principio básico que subyace en la Ley: dotar a la Universidadde órganos y mecanismos que la hagan capaz de romper con sus tradicionales tendencias al aislamiento y a la patrimonialización. Y es la propia Ley la que impulsa el carácter activo de los Consejos Sociales desde el primer verbo de su redacción. Promover, y es ese carácter activo el que define el papel de los Consejos y desde el que hay que considerar su funcionamiento y valorar su importancia al servicio dela Universidad. Todas las demás funciones indicadas por Ley están supeditadas a esa promoción.

En encuentros como este han de reconocerse los esfuerzos divulgativos de la Universidad para que su trabajo y su aportación al colectivo social sean comunicados, apreciados y –sobre todo- valorados.  Son actos sustentados en la indudable autoridad del mundo universitario a la hora de informar y formar, en los que se construye conocimiento nuevo y experiencias que no se pueden estudiar en las aulas. Actos en los que todos somos alumnos que nos formamos a lo largo de toda la vida.

La universidad hace bien cuando interviene en los procesos educativos abiertos fuera de las aulas y de las edades estudiantiles. Y tiene una responsabilidad especial con su entorno, con nuevas metodologías docentes orientadas al aprendizaje durante toda la vida, con la actualización de conocimientos y con las competencias. En iniciativas como esta es posible debatir, descubrir, compartir, aplicar, comunicar, liderar saberes, reflexionar  y forjar cultura. Y, por si fuera poco, fortalecen la cohesión social, la igualdad de oportunidades y la comprensión del mundo que habitamos.

Decía también ayer que la universidad está en un fin de ciclo y que es necesario pensar en la nueva configuración, en renovar los lenguajes y el modelo; los objetivos y los recursos; el modo de aprender y las enseñanzas, los métodos….pero, sobre todo, la conexión con la sociedad, el valor de la educación y el aprecio de los ciudadanos. Personalmente pienso que el gran cambio de la universidad se producirá con su entorno.

Así que podemos aceptar que no somos responsables de lo que nuestros alumnos aprenden, porque es un compromiso personal que han de adquirir, pero es bien cierto que sí somos responsables del contexto para que aprendan.  Nuestra responsabilidad pasa porque nuestros alumnos sean capaces de responder a los “para qué” (para qué estudias, para qué haces esto, para qué te preparas, para qué vienes a la universidad,…), de forma que sus respuestas los proyecten hacia el futuro y a la asunción de su compromiso, y a la vez para que dejen de responder a “por qué”( por qué estudias, por qué haces esto, …), que lo único que favorecen es la excusa y el desinterés.

La educación tiene que aspirar a realizar la conexión entre lo que se sabe, o se puede llegar a saber, con lo que se hace o se va a poder hacer. Eso es lo que nos hace competentes en un determinado conocimiento. Porque una cosa es saber algo y otra distinta prepararse para hacerlo. Y porque esta capacidad de aprender (lo que se llama el saber) es también una de las competencias que más valoran las empresas.  Tan es así que más que de la sociedad de la información o del conocimiento, se habla de la sociedad del aprendizaje: la habilidad más competitiva del futuro.

Así que –y voy terminando- con los propósitos expresados era una obligación estar hoy aquí. Porque conocer la Universidad, acercase a la Universidad, desentrañar sus propios ritos, (como bien nos enseña el profesor Fernando Ramos), su peculiar lenguaje, el modo en que esta institución adorna, arropa y desarrolla sus acontecimientos más solemnes, en cumplimiento del mandato que recibe de la sociedad como guardadora del saber, investigadora y divulgadora del conocimiento científico y humano, crea cultura, fomenta la convivencia, focaliza la confianza y acredita las esperanzas.

Seguro que el aprendizaje que encierra este curso les será provechoso. El programa y los ponentes son la mayor garantía de que así será.

Muchas gracias.

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